Cine de verano 2013 (I): "Ahora me ves" y "Los pitufos 2"

Tras un errático año donde un servidor ha intentado escribir con menos dilación de la finalmente resultantes volvemos al clásico cine de verano. En esta ocasión reniego de continuar mi cruzada contra los absurdos programas elegidos o el hecho de que sean capaces, en butacas cada vez más minúsculas, de agrupar a más trescientas personas -calculado a ojo, como debe ser- en torno a una pantalla no adaptada al formato HD de un tamaño inferior a cualquier gran superficie,   haciendo a cualquiera compadecerse de los pobres individuos de última fila,ya que, la sala se llena. Y es que hay pocos impulsos menos atrayentes en los veraneantes que el de acudir religiosamente junto a la familia  al cine,  lo cual con las cintas proyectadas es cada vez más fácil , a  pasar un rato tan espectacular y entretenido como resabido y poco edificante. Al fin y al cabo, el humo mayormente de tabaco, el crujir de las pipas al quebrar su cáscara, el olor a limón granizado, las risas a destiempo,  incluso los ronquidos de nuestros vecinos de butaca bajo la cubierta estrellada nos llevan a repetir una y otra vez .  Evidentemente, en muchas otras salas estivales tendrán más suerte con las proyecciones e instalaciones y desde mi bitácora sólo puedo manifestar una sana envidia.


Sometido pues a la idea impostada de las salas veraniegas como hogar de espectaculares blockbusters, comedias facilonas y películas infantiles en su mayoría, sólo cabe cuestionarse si las películas vistas realmente cumplen con esa primaria y  parece ser tan difícil de conseguir meta. Para ello, en orden inverso al visto por mera cuestión de interés, continuaré hablando de mi primera experiencia este año con las sesiones dobles.

 Un misterioso grupo de magos, llamados los cuatro jinetes (ni en el apodo son originales) especializados individualmente en todo clase de ilusionismos imaginables son elegidos por un ente todavía más oculto comenzando una gira polémica y ciertamente delictiva que tras un atraco de un banco francés comienza su persecución por el F.B.I, una agente internacional y dos adinerados que ven sus intereses gravemente comprometidos.



Es evidente, con tan sólo mirar de soslayo el cartel de la cinta o cualquier spot televisivo que el auténtico reclamo de la cinta es su estupendo reparto. Desde los jóvenes Jesse Eisenberg, Isla Fisher o  el para mí desconocido, y con un apellido revelador que invita a pensar en el nepotismo, Dave Franco. Más madurados son, sin duda, Mark Ruffalo, Melanie Laurent y Woody Harrelson. Finalmente, los titanes talluditos Michael Caine y Morgan Freeman aportan tablas y clase a un reparto colapsado de caras conocidas pero también de personajes.  De ahí radica  uno de los principales problemas de la cinta, los guionistas resultan incapaces a la hora de dotar a sus personajes cualquier clase de hondura quedando todos completamente desdibujados y, por ende, un reparto totalmente desaprovechado. Es fácil ver como Eissenberg naufraga en el intento de confeccionar un egolatra confiado,que de la caracterización a base de esa perilla de chivo sea lo más reseñable es bastante indicativo de que en el fondo lo poco que consigue separarse de sus interpretaciones recientes. Mención aparte merecen Ruffalo y Laurent (que ojalá tenga el largo recorrido que merece), ambos con una trayectoria comercial formada por medianías comerciales como ésta y ya iconos del cine independiente americano (el primero absoluto y la segunda en ciernes, siendo una de las actrices modernas más destacadas junto a Jessica Chanstain). Es injusto quejarse si estás cintas les pagan las facturas y nos permiten disfrutarlos en trabajos tan redondos como los realizados en “Begginers”, "Mi vida sin mí” y"Los chicos están bien" entre otras. Ellos tienen la mayor parte del metraje, no hagáis caso de la publicidad, y su aparente feeling es el mejor truco de la cinta. Harrelson se lleva, sin duda, las mejores frases y escenas como personaje carismático, algo a lo que en esta última década está muy acostumbrado con películas como la divertida "Zombieland" o la tontería decepcionante de la que ya hable que es "Los juegos del hambre". Finalmente Caine y Freeman parecen estar muy a gusto de conocerse tras la espectacular pero muy irregular trilogía del murciélago que realizó Nolan; casi todos sus diálogos son recíprocos y da la sensación que más que el poder del dinero este trabajo es el placer de compartir plano juntos. No hay objeción posible, aparte de una mayor presencia dedicada y algo más de originalidad en el tratamiento de sus personajes.

Pese a funcionar con Fincher o Allen, Eisenberg es incapaz de sostener un rol por sí mismo de la mano de productos mas comerciales (incluyendo la entretenida a la par que sobrevalorada "Zombieland").

Técnicamente, la cinta sea escuda en su ritmo acelerado,  sus opulentos numerosos mágicos, su tono de thriller policíaco y las incesantes transiciones entre las distintas estrellas; todo ello con el fin de tapar un guión que afanado en aparentar ser un gran truco de magia como la superior, sin ser ninguna maravilla, "El prestigio". El problema de esta bastarda versión prestidigitadora de los Ocean´s de Soderbergh es el lagunoso y tramposo guión, algunos de recibo, provocan una involuntaria hilaridad que en su tercer acto avergüenza al público hasta el punto de que cualquiera es capaz de reescribir mentalmente un guión mejor cohesionado, más entretenido y bastante menos contradictorio en sus ideas. La película se salva de ser un auténtico calvario gracias a su capacidad de entretener. Y es que como disuasión resulta tan efectiva como  pueril. Por supuesto, es lo mínimo que se ha de ofrecer.

El esfuerzo de Laurent y Ruffalo se ve traspuesto por un guión, digamos, lagunoso.

Y es que poco importa si en el fondo el argumento nos machaca con ideas que van desde el compromiso de los magos con su oficio sin caer en su prevalencia mediante sus atributos sobre el resto hasta la aceptación de la magia como ente incorpóreo y cuasidivino; contradiciéndose así la cinta una y otra vez, entre la visión realista y la idealista. Excusando con un borrón las motivaciones de medio reparto y con un giro final tan inverosímil como ridículo que es hasta predecible.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el horrible diseño artístico con anagramas de lo más feote, proyecciones con fondos cúbicos y, en general, muy poco sentido del buen gusto.

Los cuatro jinetes del entretenimiento más génerico.

"Ahora me ves" sufre especialmente en comparación con  otras cintas modernas de corte similar más allá de las dos mencionadas. Así en la romántica, de factura irregular y aunque tramposa de manera más honesta "El ilusionista" se consiguió un thriller mucho más interesante y pese a lo rutinario de los arcos argumentales, las brillantes interpretaciones de Norton, Giamatti, Biel y Sewell, redondearon una apuesta sumamente honesta, elegante y con una hermosa ambientación conjuntaron un cinta que lejos de cualquier tipo de entretenimiento era mucho más redonda donde sí se abrazaba de manera rotunda . Para  los que prefieran algo más que entretenimiento inmediato Nolan reinventó el género de los atracos bajo los hombros de Di Caprio en la visualmente fascinante "Origen" que pese a estar plagada de  dos personajes turbados existencialmente, con ese final para muchos críptico y para otros tan esclarecedor   (quién suscribe le parece bastante fácil de resolver) pero también un broche perfecto, traicionaba constantemente las ideas del sueño y el subconsciente que otros autores tan certeramente han reflejado.  Aún así, por su gusto por el montaje frenético e imposible y el peso de unos protagonistas, que no los planos secundarios, bastante más complejos de lo habitual se creó una cinta comercial ineludible, sin duda, merecedora del reconocimiento obtenido. También más recomendable que esta es la pendiente de estreno "El increíble Burt Wonderstone", que con un reparto muy reducido satirizaba los espectáculos de magia y su tendencia renovadora de Las Vegas. Y pese a su convencionalidad plena, Steve Carrel, un genial Buscemi, un atípico Carrey secundados por Wilde y el recientemente fallecido coloso que era James Gandolfini encabezaban junto a un tono autoconsciente una cinta siempre disfrutable, sencila y sincera. Y todavía hay más alternativas,algunas muchas más cercanas al género fantástico.

La gesticulación de los intérpretes en esta instantánea es realmente parecida a la de los espectadores tras la resolución final.

Esta enumeración es bastante esclarecedora de cuan fallida es la película de la que hablamos, tan deshonesta en su guión como intrascendente en sus apuestas. Pese a ello, superando todos los estadios antes mencionados la película como efectista entretenimiento funciona. Más en una sala de verano donde se supone que rebajamos las expectativas sobremanera. Ciertos comentaristas han mencionado ante la extrema división entre los blockbusters de nuevo corte, con la productora Legendary a la cabeza, las cintas de directores consagrado, el cine de animación con constantes referencias a las edades de oro del cine clásico americano y el cine independiente, la necesidad de cine más rutinario, más sencillo y de un disfrute más distendido con películas de este estilo. Pero creo que nadie debe ejemplificar con este simplón mashup. El misterio del porque la decepción es tal se resolverá cuando en los títulos de crédito vean que el realizador es Louis Leterrier, siempre incapaz de ofrecer nada más que entretenimiento que debe estar bastante contento con esta su última producción, algo menos soporífera que por ejemplo la infumable HULK (2009).

No voy a extenderme demasiado con esta cinta. Actualmente hay una creencia popular de que absolutamente todo el cine de animación es de calidad. “Los Pitufos 2” es la muestra perfecta para rebatir dicha idea. Estos personajillos que parecen heredar buena parte de la tradición irlandesa de los Leprechaun, con los que comparten innumerables coincidencias, se ven inmersos en la actual París en una misión de rescate. Siempre he opinado, de forma casi absurda, que combinar la animación digital a partes iguales con la interpretación real suele resultar horriblemente mal, y esta cinta es de los grandes ejemplos. Cargada de moralina, presuntamente dramática, penosamente tratada, obvia, y tan masticada que entorpece de principio a fin el curso de la acción y aventura. El humor es completamente primitivo, incluso las bromas dirigidas al público adulto resultan completamente fuera de tono, además, de ser incluso más estúpidas que las dedicadas a los jóvenes.

Atentado a la estética y a cualquier tipo de entretenimiento.

La factura de la animación y el diseño de producción aunque para los más refinados les recordará constantemente a los berridos noventeros de los pitufos maquineros pero está justo donde los realizadores lo quieren. Lo más triste de esta producción es Neil Patrick Harris, un actor con una enorme presencia escénica demostrada, no sólo en la pequeña pantalla, sino en los múltiples musicales de Broadway en los que ha participado. Digo triste porque sus compañeros de la famosisíma “Cómo conocí a vuestra madre” están en un continuo ascenso meteórico en la comedia moderna en la pantalla grande, sobretodo el más que gracioso Jason Segel. Hasta el gran error de casting de la serie Josh Radnor afanado en convertirse en un sucesor de Woody Allen, tengo entendido que idiotizado aunque humildemente no creo que lo descubra en un futuro inminente vislumbrando ninguna de sus dos cintas. También aparece un esforzando Hank Azaria como villano Gargamel que es, sin duda alguna, el elemento (junto a un gato MUY digital) que más carcajadas arrancó a los jóvenes pero que más indiferencia causó a los adultos. También, el irlandés Brendan Gleeson que cinta a cinta ha demostrado ser un actor con tanto carácter como versatilidad a la hora de elegir sus proyectos hace el papel más sensiblero de la cinta. A los fans del actor les recomiendo la negrisíma, macarra, autoparódica y hasta matizada como un western crepuscular “El irlandés” a la que sólo le falla un final abierto que aunque lógico y efectivo es algo facilón que la aleja de la grandeza que casi consigue. “Los pitufos 2”· queda como una película sólo para los amantes de la animación, para el entretenimiento infantil y para todo aquel que de puro aburrimiento quiera participar en una experiencia que le sitúe físicamente al borde de lo epiléptico, lo catatónico y el parón cerebral. El pecado capital es ese tópico extendido que la película incumple y es el de tratar a los niños como tales pero no de manera inferior o simplona. Hay mil y un ejemplos de animación que sí cumplen esa meta incluso “Rompe Ralph!”, película que pese a mi gusto por los videojuegos no se cuela entre mis favoritas del estilo ni por asomo, es infinitamente mejor, ya si mencionamos los trabajos modernos de Pixar, Ghibli (tradicional), “Rango” o “El fantástico Sr. Fox”, donde es la actuación de sus personajes y no los diálogos aleccionadores realmente sirven de ejemplo para los más jóvenes.

"Siempre nos quedará pitufilandia..."

Para los fans del 3D y las gafas mencionar que hay escenas bastante espectaculares que en 2D se ven bastante cerca de como puede resultar. El problema es que no son las escenas en sí, sino la dilatación entre una y otras. Evidentemente, no es una opción muy recomendable. Finalmente, para concienciar un poco más de lo pobre de esta cinta la productora, una filial de animación de Sony, se ve impuesta a mostrar como elemento mágico una tableta (pese a las muchas alusiones a la tecnología virtual en la cinta, este es un panfleto especialmente hiriente) Sony de alta tecnología que sorprende hasta a los mágicos pitufos por su versatilidad, opciones y curiosamente resistencia a los daños, como una caída por escaleras; en fin, quizás el product emplacement más lamentable que recuerdo de los últimos años. Ni he mencionado al director ni lo haré, puesto que su función es puro encargo, puro oficio y en un producto de este tipo poco margen de actuación tiene menor que la negociación de su cheque. Así que a no ser de que sus hijos le rueguen ir al cine a verla, evitenla a toda costa, en serio huid, aunque sea a pitufilandia si es necesario.