sábado, 16 de febrero de 2013

Le Skylab y The Sessions.





La para muchos musa de los 90, que nos embelesó junto a Ethan Hawke con esas dos maravillosas películas que son "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer", a falta del estreno de la recientemente presentada en la Berlinale tercera entrega, comenzó su andadura como directora en 2007 con "Dos días en París" cinta que recorría de manera similar lo presentado por su aparente mentor: Richard Linklater. Pero el fondo de la obra  Julie Delphy acusa un fondo más pueril, con cierto regodeo en la banalidad, costumbrismo galo y creando retratos más familiares que de pareja. Le Skylab es su penúltima película estrenada este verano en España (actualmente su última cinta "Dos días en Nueva York" está en la cartelera de la mayoría de las ciudades).


La inocencia y dulzura de Albertine peligra ante los actos de sus padres.
 Freud podría decir mucho de Delphy viendo esta película.

En Le Skylab se nos presenta a través de una Albertine madura y familiar  recuerda sus años de  infancia cuando de  regreso a una reunión familiar, donde tantos años había estado a lo largo de su vida, recuerda en el viaje como era ella. Esta Albertine no es sino una suerte de Julie Delphy reencarnada donde nos presenta sus memorias en aquella casa cercana al mar. Albertine    celebrando el cumpleaños de su abuela, como todos lo años, descubrirá junto a sus primos sus primer romance y consiguiente desamor a la edad de 11 años. Pronto Delphy con un afán de recordar dicha reunión intercala con sus propias experiencias coralmente la situación de la parte más envejecida de la familia. Pronto temas ideológicos  sexuales, amorosos, sobre la cordura y, en definitiva, las costumbres de los miembros familiares salen a relucir produciendo de inmediato desde la mayor de las camaraderías hasta el rencor más intangible  Eso sí, es notorio que este discurso es más cercano a su yo contemporáneo que posiblemente al de su familia. Lejos de hacer juicios de valor claros, aquí se apuesta por la presentación de unos personajes que en su mayoría se sienten vivos, no es difícil identificar la reunión familiar que se nos propone con la que usualmente uno convive. Si añadimos una manifiesta cariz cómica y una intención de levedad pronto nos encontraremos ante una película cálida, muy fácil de ver.




Un chulito memorable.
El trabajo de Delphy en la dirección no tiene ningún momento especialmente lúcido en el mero plano escénico y sigue siendo tremendamente deudora de sus raíces habiendo muchos planos cortos, gusto por los lapsos temporales breves y una fotografía no excesivamente elaborada. Probablemente, lo que si funcionará en las cintas mentadas al principio de la reseña aquí hieren levemente a la cinta que se sacrifica, comprensiblemente, en favor de sus personajes y, a través de ellos, de la historia. Los interpretes son lo más brillante de la cinta con unos elaborados personajes que pocas veces son planos. Y no poca honestidad a la hora de interpretarlos.


Los maridos juegan al fútbol, la mayoría de ellas se deleitan del nada sexy festín...
Una esconde un secreto hilarante y terrible a partes iguales.

Quizás, lo que más falle del guión de la propia Delphy es el intentó de someter esta narración poco o nada fraccionada a un argumento básico/esquemático, cosa plenamente innecesaria. Y sí, me refiero al Skylab del título, satélite que amenaza con chocarse con la costa de bretaña donde nuestros personajes conviven en la década de los 70. Más allá de los justificados temores de la madre por su hija su presencia es anécdotica y siendo este detalle donde más libertades se han tomado resultando ser  completamente inverosímil. Para colmo pese a marcar en apariencia el desarrollo y conclusión de la cinta ésta finalmente deviene por sí sola y el recurso se muestra así más innecesario todavía.




Este homenaje a su madre, en el fondo, no es más una sencilla película familiar con ínfulas universales que en ocasiones padece de personajes con trasfondos demasiado complejos, para nada mal presentados, para la sencillez de la película en sí. Por hacer una comparativa rápida, innecesaria y algo tontorrona mencionar dos películas recientes con las que es fácil identificar la que se nos presenta. "Le Skylab" es una suerte de "Pequeñas mentiras sin importancia" sin su acidez  ni visión lúcida sobre las relaciones humanas,  la frivolidad e indolencia actual tan poco característico de una relación amistosa.  Y, También me recuerda a una de las mejores películas de este año "Moonrise Kingdom" donde el primer amor se contraponía con la rutina familiar en un lugar paradisíaco que reforzaba el tono de fábula; donde Henry Purcell se repetía una y otra vez bajo numerosas concesiones surrealistas que aumentaban la oniricidad del discurso. Jamás Delphy alcanza el nivel de ingenio, presteza visual, inserción de música en pantalla, o profundidad, que en ninguna de las anteriores. No obstante, nos queda una película muy interesante, amena, fresca, divertida, a ratos ingeniosa y , finalmente recomendable con ciertas concesiones banales que no evitarán que soltemos un par de sonoras y culpables carcajadas.







Mark O´Brien es el ejemplo perfecto de dignidad, con el paso de los años el polio fue consumiendo sus músculos hasta el punto que ya apenas puede mover la cabeza. Consiguió estudiar en una reputada universidad pese a su parálisis permanente. Ahora es escritor y poeta. Su desligamiento con su vis physica  lo ha convertido en un hombre meditativo. A sus 38 años se descubre a sí mismo enamorado,y tras una leve decepción, aquel que reflejara con la belleza  de las palabras el desconocido e inclasificable amor siente en sus carnes la pulsión sexual. Ayudado por un cura católico contratará los servicios de una terapeuta sexual para que le acompañe en este revelador camino.




Arrasando por numerosos festivales esta película de corte indie nos presenta el en principio poco interesante dilema sobre la sexualidad en hombres discapacitados. El director Ben Lewin, que apenas dirigió una olvidable película hace más de 20 años, escribe y dirige una conmovedora exaltación vital. Una cinta inspirada en un revelador caso real.Película que, sin duda alguna, lo pone en primera línea de fuego augurándole un buen porvenir.

Pero no sólo eso conforme las sesiones se suceden se analiza el amor desde diversas vertientes desde la más corpórea hasta la romántica. La presencia de la fe, mediante diversas religiones, dota al relato de conciencia o justificación de hasta que punto el supuesto que se nos presenta es moralmente correcto o no. Al igual que la terapeuta/profesional sexual que se convierte en el objeto de análisis de un personaje con una profesión tan dudosa como lo es de su inmediata construcción familiar. Muchos dilemas se plantean donde la dignidad sexual, y las correspondiente consideración religiosa que tiene los personajes de ella hace que se replanteen los principios que con los años habían asentado como "seguros".

No os fiéis de su rictus aquí serio,
 la humanidad de este sacerdote transgrede su propia fe.

El estilo de la cinta contiene numerosas concesiones humorísticas, todas ellas acertadas, que consiguen atenuar la seriedad del asunto. Lewin es explícito pero ni se recrudece demasiado, ni se deja llevar por falsos sentimentalismos asentados en el cine actual americano. El reparto se corona por un triunvirato de excepción: John Hawkes lo lidera siendo su discapacitado una interpretación difícil donde la conseguida complexión física o la nasalidad de su voz resalta la fragilidad de un hombre en busca de su plenitud. Helen Hunt, aunque con un cara algo irreconocible, se desnuda ante la cámara completamente siendo su personaje el más complejo y difícil de calificar, tratando numerosas barreras difusas y rompiendo algún tabú por el camino. Por último es un auténtico placer reencontramos con William. H. Macy a modo de sacerdote ideal y desenfadado, puede que su personaje sea el menos creíble pero sus tribulaciones y numerosas apariciones no sólo arrancan sonrisas a su paso sino que directamente  se encumbra como un auténtico roba escenas. La dirección apoya el argumento con elementos muy interesantes que completan la narración como son el uso de espejos, los planos cerrados para/con identificarnos el personaje principal y un acertadisímo ritmo donde no decae en ningún momento del metraje la película, es decir, una buena edición.

De repente, la terapeuta se replantea, a través de la aceptación de este encuentro,
buena parte de su modus vivendi.

La parte negativa de la cinta es muy discutible en este caso, también personal, y se trata de que pese a ser la clásica película basada en hechos reales da la sensación que la planificación de algunas escenas al final de la misma buscan más el impacto facilón con trucos de montaje, algún poema, que por la propia narración. En todo caso, esta bastante justificado y además al no interrumpir -más bien refuerza- los logros atesorados con los personajes y su narración es un detalle más bien insignificante. Si "el Hombre elefante" nos hablaba de la dignidad humana por grave sea la deformación, "Intocable"e a través de la amistad se nos ofrecía un relato similar, aquí se desenvuelve mediante el sexo y el romance.




En definitiva, una pequeña gran película que si todavía no habéis visto ingeniárosla como sea para hacerlo por que es de lo que más he disfrutado en lo que llevamos de año, desde el otro lado del charco, junto a la divetídisíma, aventurera, irónica e ingenua "Django" y la sencillamente magistral "The Master".


1 comentario:

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