"Tesis sobre un homicidio" y "Les Misèrables"

Es curioso, como ambas películas que vamos a tratar incurren  por lo general en los mismos fallos: la desacertada dirección, un flojo sentido rítmico y la innecesaria sobreexplicación, de manera oral, de elementos mostrados en el plano visual, recalcando lo obvio. También es necesario expresar que ninguna de las dos cintas consigue explorar nuevos recorridos ni llevarlo a cabo de manera solvente. Mientras que lo coproducción Argentino-española se estrena hoy mismo, la adaptación de Victor Hugo está más cercana a su venta en formato físico. Por lo expresado, sólo queda intentar averiguar si merecen realmente un visionado o por el contrario es más recomendable huir despavoridos de ellas.

Un antiguo abogado ejerce en el cuerpo docente de la Facultad de Derecho (Ricardo Darín). Con el inicio de un nuevo y   prestigioso máster se reencontrará con el hijo de un amigo que tiene intención de cursarlo (Alberto Amman). Pronto, el profesor se cerciora de la amoral y cruenta psique del alumno. Poco después, a pocos pasos de la misma clase donde ese máster se imparte aparecerá el cuerpo de una joven brutalmente asesinada. Es entonces cuando la mirada incriminatoria del profesor recae en el alumno que, a su vez, le suscita una desmedida fascinación.

 El siempre mágentico Darín  está listo para aburrirnos un rato.

 Resulta sorprendente ver detrás de esta fascinante pero poco original premisa los mismos productores de la sublime "El secreto de sus ojos" que  la cinta  ve como gran reclamo publicitario junto a la estrella argentina que es Ricardo Darín, ganada a pulso en su madurez con una cantidad innumerable de trabajos redondos, donde quizás brillen más sus colaborciones con Campanella, "Nueve reinas" o "Kamchatka". Además se trata de la adaptación de una novela de Diego Paszkowski. Pero hay un gran error, su dirección, el prácticamente desconocido Hernán Golfrid, cuyo trabajo se limitaba a un largometraje cómico.

Puesto que desde el comienzo la cinta muestra siempre la visión desde el profesor, en una narración subjetiva que  son pocas y muy érroneas las veces que se incumple, el peso interpretativo cae sobre Darín. Es más al igual que la holgadamente superior "Un cuento chino" la película es completamente Daríncentrica, parece tallada a la medida y gusto del actor. Nunca consideraré un problema otorgar el peso de la cinta a alguien con el carisma y los rasgos de Ricardo siempre que se nos cuente algo interesante. No es el caso. Darín bebe whisky. Darín fuma mucho. Darín medita. Darín, atención, boxea. Darín "frunje" todo lo que puede. Darín esta conflictuado. Darín se ducha. Darín  es el amo y señor de la enseñanza... Retrasando el ritmo que languidece, progresivamente, llegando a un final vergonzoso acompañado del tedio acumulado.

- ¿Y si contextualizamos la psique del asesino utilizando a Picasso y Miguel Hernández?
- Pues bueno, pues vale.

Me gusta Alberto Amman, me parece que es un muy buen actor joven español, pero aquí tiene un problema básico que jamás consigue resolver con el más mínimo sentido: el acento. Su personaje de origen argentino, tras vivir muchos años en España, vuelve a su país natal. Esto se traduce en un acento argentino muy poco conseguido que lamentablemente afea su loable trabajo (a veces parece méjicano, otras peruano pero nunca lo que se pretende). Mejor es su presencia, Amman gestualmente consigue hacernos dudar sobre su inocencia/culpabilidad al gusto del oportunista director.El problema es que Amman tiene, pese a su omnipresencia en el texto, una presencia en pantalla reducida. De hecho, la cinta sólo interesa cuando el binomio Darín-Amman comparten plano. Mucho más insípida está Calu Rivero que cumple sin más.

Entrevista a director y reparto ecelsamente realizada por Europa press:

Pronto en la cinta se establece una cuestión básica pero apasionante para los entendidos del Derecho. La diferencia entre el derecho natural y el positivo. Del como la justicia actúa conforme a las leyes, pero ésta no siempre funciona como debería ser deseable. Es una pena que el ridículo final, entre otras cosas haga que estas cuestiones queden simplificadas directamente a un ejercicio sobre la perspectiva y la objetividad, revolcándose en la siempre manida presunción de inocencia. Final al que el director llega sembrando, a base de contradicciones y fallos de novato, diversas dudas sobre la actuación de los personajes. Da la sensación que el texto original ha sido capado a su reducto más simplón.

Juegos de espejo y demás parafernalia del género llevada acabo de manera bastante regular.

En cuanto a la factura técnica hay poco que mentar. Las escenas son dirigidas a través de unos planos muy manidos con poco o nada de virtuosismo técnico. La banda sonora parece directamente reciclada de algún mal thriller norteamericano. Más destacado, cosa que se observa en cualquier otra reseña es la numerosa cantidad de guiños a grandes como Hitchcock o De Palma. También es argumentalmente es una película referencial donde el duelo recuerda a "La huella" o la relación académica, y directamente el crimen, se remite a "La soga". Esto más que engrandecer a la cinta le perjudica,  dado que las mencionadas son películas magistrales abismalmente lejanas de esta mediocridad más cercana a "Los jueces de la ley". Para colmo los guiños estéticos no tienen peso alguno en el argumento provocando despiste o vergüenza.

Si quiero ser malote tengo que boxear...
 Fumar, beber, "gachar" y fruncir mucho el ceño.

Son numerosas ocasiones en las que durante el visionado de la cinta uno se replantea cómo la eliminación de sus alargadas escenas hubieran resultado en un buen corto o mediometraje.

"Tesis sobre un homicidio" parte de buenos cimientos para un entretenimiento trascendente pero los incontables errores minan cualquier esfuerzo del reparto. Es incomprensible como rogando en el slogan
a los detalles, la película no tenga ninguno memorable. Estoy seguro que "Barbara" o "Efectos secundarios" son la opción correcta esta semana a la hora de acudir a las multisalas. Aún así como vulgar entretenimiento o guilty pleasure para los incondicionales de Darín  se pueden obviar algunos errores.

En 2010 Tom Hopper fascinó a medio mundo con la estupenda "El discurso del rey", aún así los escépticos avasallaron la cinta aludiendo a la presentación televisiva o el carácter "académico" de la cinta. Su siguiente proyecto, la adaptación de un aclamado musical de Broadway que a su vez adaptaba una novela cumbre de Victor Hugo pretendía obedecer a la respuesta a esas críticas.

El argumento de la cinta de sobra conocido trata la eterna persecución de Jean Valjean (Hugh Jackman) por parte del obstinado Javert (Russel Crowe). Durante el transcurso de las décadas donde  numerosos y eclécticos personajes hacen su aparición.

El para mí desconocido Aaron Tveit acierta con un personaje bastante compensado.

Lo primero a destacar es lo errónea que se muestra la cinta en su aproximación al clásico literario en el ámbito de los diferentes roles.  Jean Valjean se muestra, tras la sobresaliente introducción, como un ser impoluto, redimido muy cercano a la divinidad. Es más, no es raro ver como se aleja cada vez más de la figura humana para un personaje, a priori, fascinante quede reducido a papel-maché. Es una pena porque el maestro del musical Jackman pone toda la carne en el asador durante su metraje siendo su interpretación de lo más destacable de la cinta. Lo que se traduce en última instancia que uno, adormecido, no sea capaz de sentir nada por un personaje en el fondo tan  hueco. Todavía más triste es el Javert de Russel Crowe, otro gran personaje, la presencia del actor es bárbara, hasta que comienza a entonar, el australiano no  siempre da la nota como debería y provoca alguna risa involuntaria. Para colmo la turbación del personaje esta explicada de manera muy débil, quizás por culpa a la elección de unos temas con letras simplonas. Fantine de Anne Hathaway se lleva lo mejor de la película. Esta perfecta, lástima que su papel sea tan corto. Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter, repiten en el musical, con dos personajes bastante ridículos y fuera del tono de la cinta, su presencia intenta endulzar una película en la que no hay necesidad de ello. Amanda Seyfried, Samantha Barks y Eddie Redmayne hacen trabajos sobresalientes, sobretodo en el plano musical donde brillan realmente. Puede que la mayor sorpresa sea el desconocido Aaron Tveit en un personaje más maduro y mejor trabado como revolucionario frustrado.


El cacareado show que montaron en la gala pasada de los Oscar:

Otro grave problema es la aproximación en el tono, estos miserables intentan ser una fiesta portentosa sacrificando por el camino cualquier verismo posible. La crueldad de los sucesos se muestra de manera casi siempre muy somera e inconsciente de cualquier hecho histórico. No son pocas las ocasiones que se reduce cualquier complejidad al mero ensalzamiento, a modo de folletín, de principios como la lucha, el amor, la justicia y la educación.
Todo esto sería permisible sino fuera por el aspecto impregnado por Hopper a la cinta solemne, épica y señorial. El hecho de negar, pese a un par de excepciones que parece errores de montaje, la palabra hablada en pos del canto provoca que muchas situaciones dramáticas se vean secundadas, por ejemplo, por un Jackman más cercano a recitar un taciturno salmo que a un número musical.

Tráiler:

 Hay más problemas con la puesta en escena Hopper se empeña en estrujar la cámara contra el semblante de los actores para luego agitarla. Encuadres imposibles y torcidos también tienen su lugar. Puede recordar en ocasiones al peor histrionismo del Luhrmann de "Moulin rogue". Tampoco me agrada la iluminación respecto a las escenas nocturnas. Es una moda, olvidable, el hecho de utilizar con trasfondos computerizados una luz tenue casi realista que afea completamente las producciones. En cuanto a la ambientación, el precedente inmediato -y técnicamente superior pese a la muy precipitada conclusión- es "Sweeny Todd" que acertaba siendo infinitamente más árida y musicalmente igual de rica.

No todo es malo en Los Miserables.
 De hecho, esta secuencia es una maravilla.

Aún así, "Los Miserables" es buena película. Los errores no impiden que en numerosas secuencias la música, pese a las discutibles letras, no sea absolutamente brillante. Habiendo set-pieces que son asombrosas. Siendo la herencia de Broadway -los creadores están implicados para mayor sorna del "All that Jazz" del genio Fosse- lo que rescata la película. Es difícil no dejarse seducir por la orquestación (desde el punto más íntimo, donde Hopper ocasionalmente acierta, hasta la coreografía más opulenta) y su consiguiente representación en numerosos temas como: "Valjean´s Soliloquy", "I Dreamed a dream", "One day more" -aquí Russell curiosamente sí funciona- "Do you hear the people sing?"o "A Heart full of love".

La pequeña revancha de Hopper al crítico podría, con un poco más de mimo y menos rimbombancias  ser una gran obra del musical, no son pocas las ocasiones donde la balanza de esta alocada propuesta se inclina a favor pero el anestesiado tercio final -pésimo epílogo incluido- hacen de ésta una película intrascendente.  Es harto difícil analizar una obra musical así sin considerar sus antecedentes, su especifíco lenguaje, o la obra inspirada, incluso así, el resultado esta más cerca de un gigante de barro que pese a brillar con genio ocasionalmente en el fondo es sumamente decepcionante, y en cuanto a las bases es más mansa de lo que  la misma se cree. Estoy seguro que los seguidores más purista de la literatura de Hugo -o eso quiero creer- pondrán el grito en el cielo por la excesiva caricaturización de la obra y puede que tengan razón.

Después de Lobezno, Jackman hace de Jean Valjean
por lo visto, otro superhéroe con superfuerza y megasantidad. ¿No era así?