Es inevitable reconocer a Shakespeare como quizás no sólo el genio literario inglés más conocido y alabado sino como el más adaptado en infinidad de soportes. El medio cinematográfico también ha utilizado, desde sus comienzos no sonoros, sus obras como simiente para cintas de manera más o menos explícita (véase la injustamente alabada, sin dejar de ser medianamente rescatable, pese a traicionar al autor, "Shakespeare in love"). Desde adaptaciones fieles hasta interpretaciones de la vida del autor pasando por infinidad de referentes a su obra. Pero quizás, el fenómeno más interesante sean las adaptaciones "libres" de sus trabajos capaces de producir auténticos milagros o decepciones inertes.Es necesario cuestionarse el motivo de una adaptación y su fin. ¿Permitir que los espectadores aprecien en sus butacas la obra en cuestión como si se tratara de un teatro o experimentar con las formas hasta que la barrera de la autoría sea indiscernible? Es manifiesto que siempre hay términos medios y que de ambas concepciones se pude sacar oro puro. En el caso de William parece que hay una mayor facilidad y estase debe quizás a la intemporalidad y universalidad de su vérsatil obra que permite una infinidad de acercamientos posibles, siendo entre otros muchos otros, una de sus cualidades más destacadas. O quizás simplemente sea un acercamiento suicida a comprender la vida de un completo desconocido cuyo legado es indiscutible.
![]() |
El expresionista Rey Lear redescubierto por el gigante Kurosawa. |